sábado, 4 de junio de 2016

Stanley Kubrick y la obsesiva perfección (I)

Existen directores de cine que se distinguen entre sí por su particular estilo y temática, a los que no dudamos en llamar autores. Existen directores más perfeccionistas, otros que prefieren delegar responsabilidades y centrarse en su campo. Existen excelentes y no tan excelentes directores. Por encima de todos ellos, está Stanley Kubrick.

He querido dedicar la primera entrada de este blog a la que, en mi opinión, es la figura más trascendental en la historia del cine. Otros alcanzaron su nivel; nadie lo superó.

Stanley Kubrick nació en el barrio del Bronx en 1928 y, como él mismo admitió, en su infancia y adolescencia no mostró particular interés en materia alguna, aunque gustaba de jugar al ajedrez. Su padre lo introdujo en la fotografía, una afición que creció en él mientras los años pasaban. Pronto, su interés se tornó hacia el cine, y pidió prestado dinero a su tío y a su padre para realizar su sueño y rodar su primera película.


Titulada "Fear and Desire", fue un fracaso crítico y comercial difícil de digerir para el joven cineasta. Lamentablemente, ésta fue la tónica que acompañó todo su trabajo, obteniendo a lo largo de su carrera críticas mixtas, cuando no directamente hostiles. Al respecto, en una entrevista publicada en 1988 por la revista Rolling Stone (la cual tuvo mucho mérito, siendo Kubrick un personaje que aborrecía prodigarse en la prensa), comentó que "las primeas críticas de 2001 (Odisea en el espacio) fueron insultantes (...). Pero la opinión crítica sobre mis películas siempre ha sido rescatada por lo que yo llamaría subsecuente opinión crítica." En efecto, el cine de Kubrick se ha ganado la opinión favorable de críticos y seguidores con el tiempo, y existe el convencimiento generalizado de que su trabajo fue injustamente menospreciado en su momento.

Tras algunas producciones de bajo presupuesto, Kubrick se alió con Kirk Douglas (quien, tras leer el guión de "Paths of Glory", le dio la oportunidad de firmar un contrato para rodar dicha película) y dirigió Spartacus, una cinta de corte épico que contaba la historia de un esclavo que se revela contra la República Romana hasta encabezar un ejército de prisioneros contra sus tropas. La película fue un éxito comercial y de crítica, ganando cuatro premios de la Academia y dando la posibilidad a Kubrick de tomar el control creativo de sus obras desde ese momento en adelante.


Gozando de este privilegio, Kubrick comienza a encontrar inspiración en la literatura, filmando diversas adaptaciones. Desde "Lolita" hasta "Eyes Wide Shut", el director acrecentó su leyenda de neurótico perfeccionista, no siempre de manera intencionada. En la misma entrevista para la Rolling Stone, Kubrick comparte la siguiente anécdota de su película "Full Metal Jacket": "cuando Cowboy es disparado, lo trasladan tras la esquina del edifico, el refugio más lógico. Y allí, en el fondo, estaba esta piedra, este monolito. Estoy seguro de que la gente creerá que fue una referencia calculada a 2001 pero, honestamente, el monolito simplemente estaba allí". Por tanto, ¿cuánto había de enfermizo perfeccionismo y cuánto de intuición en la brillante mente de este autor? A mi parecer, Kubrick sobresalía en ambos territorios. No soportaba que le interrogasen acerca de la conceptualización de sus obras, y se negaba a resumirlas en pocas líneas. Sin embargo, sospecho que su inhabilidad para responder a estas preguntas residía en la frustración que le suponía responder a lo que él consideraba obvio e intuitivo, casi impulsivo.

Otro ejemplo de su instinto cinematográfico lo encontramos en "A Clockwork Orange". Malcom McDowell, actor protagonista de la cinta, reveló en una entrevista para la web Collider que la escena en la que el grupo irrumpe en la casa de una pareja y él comienza a cantar "Singing in the Rain", fue una improvisación. Por entonces, la escena final de la película ya había sido filmada, pero Kubrick no terminaba de encontrar lo que quería ver en esta parte de la cinta y, durante cinco días, probó a cambiar el mobiliario de lugar varias veces. Finalmente, pidió a Malcom bailar mientras él filmaba. Dicho baile funcionó perfectamente como reflejo del delirio de su protagonista, amplificando su crueldad, y el resultado agradó tanto a Kubrick que no quiso regrabar la escena de nuevo. Pero, ¿cómo explicar lo que le llevó a sugerir semejante idea? El cineasta no sabía lo que buscaba, pero sabía lo que funcionaba en cuanto lo veía, y su lado más perfeccionista le impedía detenerse hasta encontrarlo.

 

Por otro lado, la búsqueda de nuevas e innovadoras formas de plasmar en la pantalla lo que tenía en mente lo llevó a comprar y adaptar las mismas lentes hipersensibles de f/0.7 que la NASA utilizaba para fotografiar en condiciones de baja luminosidad en el espacio. ¿Con qué motivo? Para poder filmar las escenas a la luz de las velas en "Barry Lyndon", algo imposible con las lentes convencionales de entonces. Juzguen el resultado:


Anteriormente, en el año 1968, había requerido construir una plataforma giratoria entera para simular los efectos de la gravedad artificial en "2001: A Space Odissey". Para Kubrick, no existían límites inabordables. En relación a la ingravidez, el director incluso redactó un formulario de instrucciones de uso para el retrete en gravedad cero.


En sus últimos años, aún tuvo tiempo de finalizar el montaje de "Eyes Wide Shut" antes de fallecer a la edad de 70 años, debido a una afección cardíaca. A pesar de la enorme influencia que su trabajo tuvo sobre grandes cineastas contemporáneos, Kubrick sólo logró alzarse con un premio de la Academia, concedido a los efectos especiales de 2001. En palabras de Scorsese: "ver una película de Kubrick es como mirar a lo alto de una montaña. Te preguntas, ¿cómo puede haber alguien que haya escalado tan alto? Hay pasajes emocionales, imágenes y espacios en sus obras que tienen una fuerza magnética inexplicable, que te atraen lenta y misteriosamente". A su muerte, el público renovó el interés en su obra, interés que ha resurgido de generación en generación, convirtiendo sus películas en obras de culto.

Esta primera entrada está dedicada a la vida y la personalidad de Kubrick. Sin embargo, aún no he entrado a analizar el por qué de la genialidad del autor: su fascinante uso del zoom, su maravillosa fotografía, la simbología, el empleo de la música (que en su trabajo adquiere la condición de protagonista), etc. Me reservaré estas consideraciones para la segunda entrada sobre el cineasta.

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