viernes, 3 de junio de 2016

Bienvenidos a Risa enlatada

Desde mi más profundo amor por el cine, hace un tiempo que le doy vueltas a la idea de fundar un espacio en el que compartir dicha afición y volcar todos mis pensamientos, críticas y (escaso) conocimiento acerca del comúnmente llamado Séptimo Arte. Ese espacio nace hoy.

Entre mis pretensiones no están que este portal sea popular o goce de gran tráfico de visitas. Mi alegría es plena sólo con compartir mi visión y publicar, de cuando en cuando, una reflexión sincera que dé salida a mi oxidada creatividad al tiempo que me sirva de ejercicio introspectivo. Sí, el cine da para eso y mucho más.

El cine puede ser definido de mil maneras distintas: espectáculo, arte, negocio, etc. Yo me inclino a pensar que el cine es movimiento. Un movimiento dotado de lírica, emociones y narrativa. Un vehículo para transmitir sentimientos, tanto si estos son lógicos y estructurados como puros e intuitivos, en el que se dan la mano la pintura, la música, la poesía y un sinfín de manifestaciones artísticas coreografiadas que por sí solas cautivan y conmueven.

Del autor depende el resultado de esta herramienta. Desde la acuosa textura de la fotografía de Tarkovsky hasta la perfección detallista de Kubrick, pasando por la experimentación de Lynch, la artificiosidad de Nolan, las novedosas técnicas de edición de la nouvelle vague y la irreverente verborrea de los personajes de Tarantino. Todos ellos autores con un lenguaje distinto y el mismo abecedario: el cine.


Guillermo López Olmos

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