martes, 21 de febrero de 2017

Menudo nivel hay en los Oscars este año

Sé que llevo un par de entradas un poco ásperas. Esperaba que la siguiente fuese algo más constructiva, pero ayer fui a ver "Manchester frente al mar", película que la crítica especializada se ha empeñado en presentar como la candidata seria (en oposición a la autoindulgencia y el exceso de "Lalaland") a Mejor Película en los Oscars, y he sentido la urgencia de compartir con vosotros, paso a paso, su dramática historia. Seré lo más breve posible:


Hola, me llamo Chandler y estoy permanentemente enfadado. Tengo un trabajo de mierda, un problema con la bebida y soy grosero.

Me peleo en un bar.

Flashback 1: antes tenía mujer y tres hijas.

Mi hermano fallece.

Flashback 2: mi hermano tenía una enfermedad cardíaca muy grave. Hay un montón de diálogos erráticos cuando se conoce el diagnóstico: es la manera torpe que el guionista tiene de tratar el tema de la comunicación (o la falta de ella).

El tonto que acompañaba a mi hermano al momento de morir dice que cuando lo vio caer desplomado al suelo pensó que era una broma; la típica broma que te gasta una persona con una grave enfermedad degenerativa.

Visito a mi hermano en la morgue y pongo cara de no querer mostrar mis sentimientos, o lo que es lo mismo: no muevo la cara.

Comunico que sigo enfadado.

Ahora voy a ver lo que el notario tiene que decirme sobre el testamento de mi hermano.

Flashback 3: me dejé la chimenea sin cerrar una noche que iba pedo y mis hijas murieron en el incendio.

Montaje dramático, añadimos música clásica a todo volumen. ¿Por qué? Yo que sé, queda más melancólico.

Oportunamente, el notario me informa de que la última voluntad de mi hermano era concederme la tutela de su hijo porque la madre es un poco alcohólica y no parece buena influencia; yo, por el contrario, soy un tío de puta madre.

Principio fundador de este embrollo: ¿El destino me habrá concedido una segunda oportunidad para ejercer de figura paterna?

Flashback insustancial 4

Mi ahijado y yo no nos llevamos bien. Parece que tiene un problema de ira incontrolable, me recuerda a alguien.

Flashback insustancial 5

Mi ahijado es un putero con dos novias. Me pide que le haga la cobertura con la madre de una de ellas para que él pueda cepillársela sin interrupciones; sin embargo, yo no hablo mucho y la pobre mujer se acaba poniendo nerviosa.

Sueño con mis hijas muertas que me dicen que están ardiendo. Mal rollo.

Me emborracho y vuelvo a pelearme en un bar porque soy un gruñón triste. Ésta es la idea que el público hoy día tiene de personaje complejo.

Flashback insustancial 6. A estas alturas, empiezo a pensar que la historia que merecía la pena contar es la que ocurrió antes de que todo el mundo empezase a morir a mi alrededor.

Mi ahijado sospecha que me lo quiero quitar de encima. Tiene razón.

Su madre, la alcohólica que había hecho acto de presencia en el flashback número 2, intenta ponerse en contacto con mi ahijado y le invita a comer. Yo protesto un poco pero no mucho, a ver si hay suerte y me quito el marrón de encima.

Al llegar a la casa de mi cuñada, mi ahijado se da cuenta de que todos son muy siniestros; además, tienen un retrato de Jesucristo presidiendo el salón y rezan antes de comer. No sería una locura pensar que también se fustigan en el jardín después de la siesta.

Mi ahijado vuelve a casa un poco mosqueado. Le digo que se me ha ocurrido ceder su tutela al vecino tonto que creía que mi hermano bromeaba cuando le dio el ataque al corazón. Empezamos a preguntarnos por qué coño hemos contado todo este jaleo si al final no ha habido un cambio de actitud por parte de nadie y tampoco hemos cumplido con la última voluntad de mi hermano.

Ante la imperiosa necesidad de justificar las excesivas dos horas de película, me encuentro de paseo con mi ex-esposa que, a pesar de que ya se ha casado y formado una nueva familia, tiene a bien decirme que aún me quiere. Yo murmuro que no me queda nada en el corazón.

Por fin me he quitado a mi ahijado de encima, aunque de vez en cuando voy a pescar con él. Ah, estoy un poco menos cabreado.

FIN

P.D.: Estáis dándome serios motivos para dejar de pisar un cine, sólo consigo cabrearme más.

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